Él es presagiado en el asombro desgarrador de un sol poniente sobre las montañas doradas del este a fines de octubre, donde los lugares ocultos de la presencia divina penetran profundamente en la quietud del crepúsculo más allá del alcance del nervio óptico. Es Él quien habita tu soledad, desterrando tu habitual autodesprecio y despertándote suavemente cada mañana con la altruista melodía de un gorrión solitario. Aquel que prohibió que se hiciese imagen alguna a su semejanza1 se revela indeleblemente grabado en el semblante sutil de todo lo creado, en paciente y constante vigilia esperando vuestra llegada al final de cada día. ~ “Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa” (Romanos 1.20). ¿Cómo es posible que alguien como usted pueda ser tan completamente ambivalente con la Roca del cosmos, ignorará su presencia invisible para siempre? ~ “Acercándose a Él [como a] una piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida [y] preciosa…la Roca espiritual que los seguía, y esa Roca era Cristo” (1 Pedro 2.4, 1 Corintios 10.4).
Dios llena todo en todo
¿Esperarías que hablara como tú lo haces, un diluvio interminable de egoísmo, confusión, y tonterías? ¿O sería preferible bañarse en la quietud divina de la Roca de las Edades y buscar el dominio del dialecto sagrado en la paz perfecta en Su reposo? ¿No es porque nunca has presenciado los aullidos de los destrozados por la guerra y la muerte súbita que apuñala profundamente en la noche, los gritos de terror y las horribles almas aullantes del Hades que no discerniste el plácido sello de la quietud y los susurros celestiales de silencio cuando te habló? ~ “Venid a mí…llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis…su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo” (Mateo 11.28,29, Efesios 1.18,23).
Dios está cerca de todos
¿De quién es esta plenitud que los ojos del corazón contemplan en el horizonte rojo cuando se elevan para abrazar el cielo de la tarde? ¿Quién es el que todo lo llena, cuya presencia llega hasta los confines del infierno? ~ “Pero, ¿quién podrá edificarle un templo, puesto que los cielos y los cielos de los cielos no pueden contenerle? Si subiere a los cielos, allí estás tú; Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás” (2Crónicas 2.6, Salmo 139.8). ¿No llena también la habitación en la que te recuestas? ¿No ha salido ni el sol ni la luna sobre tu vecindario? ¿No moran en él todas las cosas contenidas en el universo? ~ “Para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros. Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos” (Hechos 17.27,28).
El cegamiento de la mente
¿Cómo es entonces que dices que no puede ser encontrado, por qué siempre debes estar solo? ¿Dónde está la luz en tu oscuridad, o seguirás, en él, escondiéndote de él para siempre? ~ “Cegó [Lucifer] los ojos de ellos, y endureció su corazón; Para que no vean con los ojos, y entiendan con el corazón, Y se conviertan, y yo los sane. En los cuales el dios [Lucifer] de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” (Juan 12.40, 2 Corintios 4.4). ¿Por qué alguien viviría en la oscuridad de una mente envenenada cuando podía caminar² en el brillo incomparable de la vida espiritual, en comunión diaria con la Roca?
Pasando de la mente al corazón
Dios está en todas partes, llenando todo en todo, pero no puedes verlo, no lo conoces, ni puedes escucharlo porque te has alejado de él a través del envenenamiento de la mente.³ ~ “No andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón” (Efesios 4.17,18). El mundo puede ser un lugar oscuro, solitario, y doloroso para los que están en el Valle de sombra de muerte, que están separados de la presencia divina. ¿De qué otra forma entraría un hijo de las tinieblas en la luz pura del sol, sino a través del nacimiento? — una vez nacido de nuevo, nacido del Espíritu⁴ de Dios, es tan simple como pasar de la mente al corazón.
Conocimiento del Espíritu
El hijo de Dios es muy consciente del hecho de que la mayoría de los que le rodean no tienen más remedio que vivir en la oscuridad de la mente, encadenados para siempre a la futilidad de los cinco sentidos. No así los nacidos del espíritu, los que habitan en la plenitud de su presencia. Ya no se limita a la ignorancia y confusión del conocimiento del bien6 y del mal a través de la mente humana. El hijo de Dios ha entrado en el conocimiento del Espíritu, andando en la esencia de Dios a través de la renovación5 de la mente por la palabra de Dios, por la cual se le da ascendencia al espíritu sobre la inestabilidad de la mente, sumergiéndolos profundamente en la presencia envolvente (conciencia) de Jahová7 Sama.
Efesios 3.19
De conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.
Notas
1. Éxodo 20.4
2. Gálatas 5.16
3. Génesis 2.17
4. Juan 3.5-6
5. Colosenses 3.10
6. Génesis 2.17
7. Ezequiel 48.35
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© L. Jonathan Blais 2022 Todos los derechos reservados. Escritura tomada de La Santa Biblia Reina Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina 1960. Usado con permiso.